Pero otras veces es necesario quitarse la careta y enfrentar aquello que nos impide avanzar hacia los planes divinos del Padre.
Debo reconocer que desde unas semanas atrás no estuve tan "cerca" a Dios. Dejé de mantener una comunión íntima con Él (como lo hacen muchos cristianos clandestinamente clandestinamente), ya no hacía mi devocional, tampoco me interesaba tener un tiempo para adorarle en mi cuarto y fue ahí que mi vida comenzó a perder su significado (...y si la sal pierde su sabor ya no sirve para nada, sino para ser pisoteada).
Si alguien me dice que soy un HIPÓCRITA, sin ningún argumento, lo aceptaré, porque cuanto más le busco explicaciones, termino más perdido de lo que ya estaba.
Reconozco que durante todo este tiempo, Dios no ha dejado de llamarme con dulces palabras de amor: No temas; RICHARD, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Sofonías 3.17 - RV60. Esta palabra atravesó todos mis sentidos, y lo llevé conmigo durante toda la tarde...
Ahora estoy en mi cuarto, ya casi listo para terminar "un día más", pero siento una gran necesidad de regresar a los cálidos brazos de mi Padre, quien espera sin importar todas las veces que lo lastimé.
Semanas atrás me habló en Isaías 30, que aunque me desvíe a la derecha o izquierda, Él iba a susurrar a mis oídos las palabras: Éste es el camino, síguelo...
Hoy, después de varios días de estar distante a Él, me encuentro en el mismo capítulo de Isaías, donde me recuerda que todo este tiempo estuvo esperando por mí, como aquel padre que esperaba incansablemente al hijo pródigo que decidió irse de casa para buscar algo más "placentero".
No sé si tú ahora te encuentres en esa misma situación, pero de los profundo de mi corazón déjame decirte: No importa qué tan lejos te hayas marchado de su lado, pero aún él espera por ti con los brazos abiertos. Él no quiere verte sufrir, desde antes de la creación diseñó un plan especial para ti, y aunque muchas veces le has dado la espalda, aún te sigue susurrando a tus oídos: HIJO MÍO, TE AMO, REGRESA A CASA POR FAVOR.
El "HOY" en unas horas terminará y no volverá jamás, pero la Palabra dice: Si oyes HOY Su voz, no endurezcas tu corazón. (Heb. 3) no desperdicies esta oportunidad, abre tu corazón, déja que Su amor llene tu vacío corazón, dale una oportunidad al amor, dale una oportunidad a tu Padre... quien desea verte regresar por el camino en el cual un día te marchaste! VUELVE!!!
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