Por todo lloras, por todo te quejas, te pasas la vida criticando y opinando los defectos de los demás.
Así somos la mayoría de peruanos. Solemos no estar contentos con lo que tenemos, y en cambio, elegimos lamentarnos. Si alguien nos da algo, nos quejamos, y si no nos dan, también hacemos lo mismo.
Resulta necesario cambiar nuestra manera de pensar y actuar, porque ese ambiente de pesimismo le estamos heredando a los más pequeños, cuando más bien debemos reflexionar en cómo ser buenos ejemplos no sólo de palabra sino en nuestros hechos.
Podemos cambiar el país, pero hace falta un cambio de conducta que nace de un encuentro personal con Jesús, él está dispuesto a echarnos ambas manos con tal de que esta sociedad avance.
Basta de ser un peruano llorón y procuremos ser semillas de optimismo en un país que cada día parece perder la esperanza.
Feliz cumpleaños Perú, sueño con hacer de ti un país grande. Cuenta conmigo.
Lecciones bíblicas para despedir empleados
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Despedir a un empleado es una de las tareas más difíciles para un líder,
pero se puede hacer de manera digna y respetuosa. Con principios bíblicos,
se pued...