Cuando el carnaval se convierte en vandalismo

No estoy en contra de las costumbres que se practican en nuestros pueblos, ya que cada quien es de preservarlas o no. Lo que SÍ estoy en desacuerdo es cuando al mantener una 'costumbre' atento contra el derecho de los que me rodean.

Desde hace muchos años hay una práctica 'divertida' para unos pero una completa pesadilla para muchos, y éste es el CARNAVAL, especialmente el huaracino.

Tenía entendido que en las ciudades de la costa ésta costumbre era sólo los fines de semana añadido de respeto hacia los que no juegan, pero hoy me entero que ante las continuas quejas de los ciudadanos por la violencia con la que los jóvenes y niños juegan los carnavales, la gobernadora de Tumbes, Gladis Vásquez Castilla, emitió la resolución 012-2020, la cual prohíbe jugar con agua en calles, plazas y todo espacio público de Tumbes.

En dicha ciudad, jóvenes y niños lanzan globos con agua a cualquier transeúnte, sobre todo señoritas que se encontraban realizando sus vacaciones útiles o clases universitarias.

Muchos padres reportaron abusos y faltas de respeto, inclusive a personas mayores. De esta forma, el Gobierno Regional tumbesino exhortó a la Policía Nacional a estar atenta al cumplimiento de esta orden y sancionar a los infractores.

Ejemplo digno de imitar en nuestra ciudad, porque en la sierra el panorama es igual y hasta muchas veces peor, porque aquí durante todo un mes las señoritas en su mayoría deben soportar que jóvenes vándalos hagan de las suyas en fechas como éstas faltando el respeto a cualquiera que se ponga en su camino.

No dicen de aquí a unos 10 años habrá escasés de AGUA, sin embargo niinguna autoridad dice nada cuando en estos meses la gente desperdicia el agua para preservar, disque, su costumbre... una mala costumbre.

¿Hay alguna autoridad dispuesta a defender el derecho de los demás y proteger los elementos naturales que se vean atentados? ¿Hay por ahí algún presidente regional, alcalde, consejero, regidor, o 'político' aspirante? Tal vez ahora están en campaña.

Fuente: El Comercio