Esta historia pertenece a Katherinne, de Colombia, se la quise compartir con todos uds, espero les guste...
El día menos esperado me acerqué a ti para hablar como en los tiempos de antes, sin rodeos, peleas y desconfianza.
Nuestra amistad lleva 9 años y desde ese entonces te he considerado mi MEJOR AMIGO. Por una chica que te gustaba, decidiste cortar con esta amistad.
Esperé que te acercaras y me dijeras el día de mi cumpleaños una felicitación ¡Pero no sucedió así! Me ignoraste y eso me dolió.
Te dije muchas cosas feas, no se si por dolor exprese mil emociones negativas que después me arrepentí. Hace casi un año estuvimos hablando y yo te dije que me daba alegría por ti porque ya estabas en 11 grado ¡Que hacía poco estabas en 5 grado!
Me dijiste que si, para ti era muy sorprendente como pasaba el tiempo y cada vez se iba acercando mas al día en que te fueras al Servicio Militar.
Eso me dejó paralizada y con las lágrimas en mis pequeños y oscuros ojos, te dije que cuando te ibas ¡Me respondiste que al siguiente año!
Duramos todo el día hablando. Cuando entré a mi cuarto me acosté en mi cama y abrazando fuerte la almohada empecé hablar con DIOS y le decía “¡Por qué pasó tan rápido el tiempo, por qué te tienes que ir así!”.
Me empecé a resignar, que ya no iba a tener tus consejos y que no asistirías a mis 15 años ¡Como lo prometiste cuando tenías 11 años! Como me iba a despedir de ti, si el llanto se apoderaba de mí poco a poco, con solo saber que te vas para no regresar.
¿Por qué los amigos se tienen que ir? Eso no lo se. Solo se que el día en que te vayas te recordaré y te desearé lo mejor con mis ojos humedecidos en llanto de dolor.
Llegó el año siguiente y en enero. Te fuiste. Me despedí de ti con un fuerte abrazo y humedeciendo tu camisa te dije “¡TE QUIERO y espero que te vaya super bien! Recuerda que tienes una amiga que te adora…”
Desde ese entonces llego OCTUBRE el mes de mis 15 años.
Esperé toda la noche una llamada tuya aunque sea para decirme felicidades y saber como estabas ¡pero no paso así!
No llamaste y eso me puso triste ¡lloré y lloré!
Empecé a recordar aquellos momentos tan felices que pasé contigo y mientras leía las cartas que me mandabas, lloraba. Por más que quería parar, tu recuerdo invadía mi alma y más lloraba.
¡Desde ese entonces no se nada de ti! No se si estas bien o mal, si me recuerdas o no, pero solo espero que Dios te bendiga y te de la sabiduría que necesitas para seguir adelante.
¡Adiós! Y recuerda que siempre serás mi MEJOR AMIGO.
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