Ayer reflexionaba con una amiga por la difícil situación que atraviesa su familia debido al cáncer de estómago que le diagnosticaron a su papá. Hace unos días, la mamá de mi cuñada falleció por un tema también de cáncer. Casi por ahí, el hijo de unos amigos se cayó del tercer piso de su casa y muy grave lo trajeron al Hospital del Niño, hace tres días falleció.
A cuántos de nosotros se nos olvida constantemente que en este mundo sólo somos temporales, hoy estamos y mañana puede que no. Vivimos pensando que tenemos todavía para rato sin necesidad de preocuparnos por nada excepto en nosotros mismos. Estamos enfocados en correr tras nuestras medallas, alcanzar nuestros éxitos, en recibir aplausos, olvidando que todo esto en cualquier momento se puede acabar.
David, un personaje de la Biblia le decía a Dios: Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría. ¡Cuánta sabiduría nos falta! para entender que esta vida se nos está acabando y que al final lo único que vale es haberlo disfrutado sabiamente, sabiamente en amar, en perdonar, procurando vivir en paz con todos, no hablando mal de nadie, pasando por alto la ofensa y desgastándonos por hacer de este mundo un mejor lugar para los que todavía quedan y por aquellos que vendrán después de nosotros.
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