Politica y Crimen Organizado en Ancash


El dinero, el poder y el CO en Ancash

Los últimos eventos que se viven en Ancash nos muestran las grandes deficiencias que aún tiene nuestro aparato estatal, el mismo que se encarga de crear hombres con súper poderes, que usan argucias legales para beneficiarse, enquistarse en el poder y seguir haciendo mal uso de los recursos que pertenecen a los demás. En ese afán son capaces de comprar conciencias, “negocian” con las instituciones, y aniquilan enemigos las veces que les es necesario; con tristeza se debe reconocer que ante un Estado pasivo, existirá una delincuencia organizada activa. 

Si Álvarez es llevado a prisión, se convertirá en el segundo presidente regional que termina así; en 2004, Freddy Ghilardi, fue acusado por actos de corrupción cuando el presupuesto de Ancash aún era ínfimo en comparación al actual. A esto se suman los políticos y dirigentes asesinados, otros, muertos en extrañas circunstancias que dejan a muchos sin respuesta a sus preguntas. La política en Ancash tiene un precio que en algunos casos hay que pagar las cuentas con la libertad o hasta con la propia vida.

¿Integridad en la política? a estas alturas es casi imposible: Hay que pagar favores, tapar fechorías, encubrir a los allegados, negar acusaciones, etc. Muchos nos desilusionamos de ella, otros pocos deciden ir tras ella, dispuestos a correr el riesgo. 

La prensa, el poder fáctico, como le llaman los políticos, funcionarios y magistrados, se ha convertido en un aparato que los intimida, los pone a desfilar derechitos, al menos en apariencia ante la opinión pública. Muchos, por no decir, todos los de las altas esferas la detestan porque cuando se agarra de uno, no hay quien lo salve. Por eso Álvarez y sus allegados andaban muy calladitos, la prensa local estaba comprada, sus investigaciones no traspasaban la región, todo estaba controlado, hasta que se le fue de las manos, y explotó.

Por años, César Joaquín Álvarez Aguilar se dedicó a presumir de su poder, y de ahí que la gente empezó a creer que con ese mismo poder también era capaz de quitar la vida a cualquiera que esté en su contra. Ahora jura su inocencia en todos los idiomas, pero en el inconsciente del pueblo todo hecho sangriento en materia política está asociado a él. 

No sabemos quien le seguirá los pasos a Ghilardi y Àlvarez, este año habrá un nuevo presidente regional, que esperamos sepa diferenciarse de sus predecesores.