El día que dejé llorando a mi mamá

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Esta fue una visita fugaz y acelerada, sólo permanecí en este pueblo menos de 7 horas los cuales se pasaron más rápido de lo normal.

En ese tiempo más de una vez la vi llorar; lloraba porque junto a mi padre me vieron crecer, dieron más allá de sus posibilidades aun cuando en su momento poco valoré. Hoy con el pasar del tiempo me doy cuenta de lo inolvidables que fueron los momentos que compartí a su lado.

Mi padre y ella se afanaron por darme lo mejor de sí y hasta el día de hoy no se cansan de demostrármelo aún cuando ya soy mayor de edad.

Mi madre no tuvo la educación a la que yo tuve acceso, pero su sabiduría supera años luz a la mía; más de una vez tuve que escuchar sus regaños, y aprender también de sus silencios.

Ahora la vida ya no es la misma, dos años atrás le prometí regresar en 5 años, pero la realidad es diferente, tengo una familia por la cual velar; ahora no será fácil estar en la atmosferá que durante años me envolvió.

Sólo siento que le tengo una gran deuda, una difícil de calcular y de pagar, Aún cuando ella no lo pida pero sé que estaría satisfecha en saber que con el paso de los años nunca la olvidé aún habitando en la distancia.

Acaba de partir el buss, dejé llorando a mi mamá y tal vez la próxima vez que la vea las cosas sean diferentes, pero me quedará en la conciencia de haberla valorado en vida y haber aprendido algo de lo mucho que ella me enseñó.