Despues del terremoto... la experiencia de Huaraz

Despues del sismo de 1970 que azotó nuestra ciudad y otras ciudades pertenecientes al callejón de Huaylas, una pregunta que rondaba la mente de todo... Ahora ¿Qué hacemos?

Durante dos años los pobladores fueron llevados a campamentos temporales para poder trabajar íntegramente en la reconstrucción de la ciudad

Si de algo debe servir lo vivido es para saber atender las emergencias con mayor prontitud y eficacia. Las imágenes que llenan los noticieros hoy en día ya las ha vivido nuestro país con el terremoto de 1970.

A dos días de ocurrido aquel sismo comenzó el Plan Techo de Huaraz, encabezado por el ingeniero César Díaz Gonzales. Se destinó S/.160 millones para dos etapas: la primera, trasladar a 300 mil pobladores a campamentos temporales (durante dos años). La segunda, para comenzar la construcción de las nuevas viviendas, no en el mismo lugar, sino alejadas de las zonas que representaron mayor riesgo para los pobladores. "Con la experiencia vivida, se debe saber que dos años es el tiempo mínimo que va a tomar una reconstrucción, por lo que se debe prever a dónde se llevará a la gente durante ese período", señala Díaz.

El experto alerta además que comenzar la reconstrucción en la misma zona es un grave error. "La única manera de asegurar que no ocurrirá el colapso de las construcciones es preparando el terreno adecuadamente. Pero ello cuesta mucho, por lo que me atrevo a afirmar que no se hará. Así, se corre el riesgo de que ocurra una tragedia similar si se produjese un sismo de similar magnitud. Trasladarlos aseguraría la vida de los pobladores. Se hizo en Huaraz, los sobrevivientes entendieron que era mejor comenzar una nueva vida en un lugar más seguro".

La planificación consistió en organizar a familias por grupos de siete, pues se resolvió que ello facilitaría la buena convivencia. Además de las viviendas, se instalaron en los módulos escuelas y centros de salud.

El Cielo de sabiduría a nuestras autoridades para hacer una reconstrucción material correcta, y que no traiga consecuencias similares o peores a las vividas en los últimos tristes acontecimientos.